Pero el festival también recupera tradiciones antiguas que se habían quedado atrás con los últimos cambios, a veces sin mucho sentido. Es el caso del invitado de honor. Antes existía la costumbre de invitar a profesionales de renombre que además remarcaban la cualidad internacional de este festival. Por decir algunos, por aquí han pasado Rutger Hauer, que recibió un homenaje por su papel en Blade Runner; la actriz Linda Blair, la niña de El Exorcista que nos hizo tanta ilusión ver de cerca y con la cabeza en su sitio, o Tipi Hedren, encantada de visitar Málaga. Este año traen a Brian Yuzna, conocido entre los amantes del género por sus producciones de películas basadas en H. P. Lovecraft, que será jurado y dará una clase magistral sobre producción. También habrá una sección dedicada en exclusiva al cine asiático que tantas noches de gloria han provocado en las raíces de un certamen que cuenta con un inusitado número de admiradores, y no sólo en el ámbito universitario.
El conejito contra el gato
El certamen ha estado precedido por una campaña que se ha convertido en viral y que ha supuesto uno de los mayores éxitos publicitarios de su historia. Crearon un personaje, el Conejito Malo, que aparecía en unas misteriosas fotos de Instagram con un bate de béisbol en diversos puntos de Málaga. Coincidió con el fenómeno de 'killer clowns' o payasos asesinos y tuvo una enorme repercusión en las redes sociales. También entre diversos colectivos de la ciudad, preocupados por el misterioso personaje cuya autoría tuvo que ser desvelada antes de tiempo ante el riesgo de que creara demasiada alarma, algo que por cierto revela el enorme grado de vulnerabilidad de nuestra sociedad. Lo mejor de todo es que esta campaña ha estado dirigida por unos estudiantes de Publicidad de la UMA, que han superado con creces el trabajo que durante algunos años estuvo desarrollando la súper agencia de comunicación del exdirector del Fancine, que casualmente fue creador de su antigua imagen: el conejo de la suerte. Recordemos que el director ejecutivo de la agencia fue nombrado de manera incomprensible director del Fancine. En una ocasión se le acusó de plagio (y no fue la primera vez) y algunas ediciones ni siquiera pisó el festival. Que unos estudiantes de la UMA hayan hecho un trabajo tan bueno, superando con creces el de unos profesionales tan aparentemente reputados, es desde luego motivo de orgullo. Aquí algunos hemos querido ver una pequeña travesura, el conejito contra el gato, como un David contra Goliat publicitario. Por eso y por otras cosas, el Fancine es la victoria de la inteligencia universitaria. Y no defrauda.
Txema Martín
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