martes, 21 de febrero de 2017

"Andalucía debería ser el Hollywood de Europa"

En Madrid está todo, pero también está todo el mundo. La industria audiovisual y teatral tiene que crecer y creo que la oportunidad está aquí", dice el actor malagueño


Salva Reina lleva casi dos décadas trabajando como actor, pero su cara se ha vuelto más reconocida en los últimos años. Su papel en La Isla Mínima, su Biznaga de Plata al Mejor Actor Secundario del XVII Festival de Málaga Cine Español por 321 días en Míchigan y la participación en la serie Allí Abajo (Antena 3), le está consagrando como una de las nuevas caras del cine español. Ha pasado por Zapeando (La Sexta), El Club de la Comedia (La Sexta), y este verano ha rodado cuatro películas, una de ellas Villaviciosa de al lado, actual éxito taquillero. También sigue trabajando en teatro en Málaga con la obra En ocasiones veo a Umberto, creando espectáculos con su compañía Producciones Mona y gestionando el espacio cultural La Cochera Cabaret. También es el protagonista Bla Bla Bla, un cortometraje recientemente nominado al Goya dirigido por el algecireño Alexis Morante y coprotagonizado por tres actores con síndrome de Down.

¿Contento con la nominación del corto?

Ha sido una emoción grandísima, lo siento como si fuese una nominación mía, como si yo fuese Alexis. Me alegro muchísimo por él. Creo que es un director y un realizador que hay que tener muy en cuenta y va a dar muchas alegrías al cine español en un futuro no lejano. Es un tipo muy interesante y su trabajo también es muy interesante de ver. Por supuesto, también me alegro por la asociación Apadis, que se ha volcado con el proyecto y a la que pertenecen los otros tres actores, Sara, Carlos y Manuel. Es un trabajo al que le tenía mucho cariño, un caramelito, de esos de los que tienes que agradecer mucho el que hayan contado contigo.

No para de encadenar papeles en cine...

Sí. Este verano he grabado cuatro películas. Por un lado, Villaviciosa de al lado, que está funcionando muy bien en taquilla. También Señor dame paciencia, una película concebida en esa misma línea, para todos los públicos, divertida y entretenida. Además, he hecho El Intercambio, del malagueño Ignacio Nacho, con Rossy de Palma, Pepón Nieto, Hugo Silva... Un elenco muy chulo y una película muy especial, diferente. Quizás no llegue a ser un taquillazo, es más cine de autor pero, eso sí, no va a dejar a nadie indiferente. Es más arriesgada, pero creo que va a funcionar bien: Ignacio Nacho es uno de los creadores de Málaga más interesantes y siempre que puedo trabajar con él, voy de cabeza. Finalmente, he participado en una película más pequeñita de Miguel A. Almanza, que está sacando adelante un proyecto llamado Las pesadillas de Alberto Soto, donde también están Macarena Gómez, Juanma Lara, Kity Manver... Ojalá tenga suerte y también la pueda distribuir, porque el mayor problema de hacer una película con pocos medios es que se vea.

Es difícil ubicarle con tantos proyectos: últimamente aparece en todas partes.

No creas... Ahora mismo estoy grabando la tercera temporada de Allí Abajo, creo que estaremos hasta marzo más o menos. También estoy en el teatro, con la obra En ocasiones veo a Umberto y por supuesto con La Cochera Cabaret, donde estamos organizando un montón de cosas. También con mi compañía Producciones Mona, con la que estamos moviendo una nueva obra y algunas otras actividades. Pero nada más...

Televisión, cine, teatro, empresario... Y publicidad, porque también aparece en una campaña municipal en Málaga.

Sí, además de manera desinteresada: me lo plantearon y es algo a lo que no podía decir que no. Creo que hay pequeñas cosas que podemos hacer para cambiar nuestro entorno y si las hacen muchas personas hacen un bien muy grande, y la campaña va por ahí. Trata de no tirar las toallitas al váter, es un gesto muy sencillo y evita una contaminación muy grande. Creo que son cosas que hay que hacer... Y si ahora que se me conoce un poco más, la gente se fija y se puede sensibilizar algo más, pues estupendo.

¿Cómo se hace para llevar tantas cosas adelante?

Pues con muchos viajes, sin parar, durmiendo poco... Yo soy autónomo desde 2004 y estoy acostumbrado a esto. Al final tienes que olvidarte un poco de tu vida personal, tomártelo con filosofía y divertirte con lo que haces. La Cochera Cabaret es un proyecto que tenía muchas ganas de sacar adelante y Allí abajo es una serie importante de Antena 3 que me está abriendo otras puertas. Tengo la suerte de que mi chica es también actriz y entiende la situación muy bien. También es cierto que este trabajo va por rachas y ahora me ha tocado una buena racha y, bueno, hay que aprovecharla porque más adelante quizás me tocará trabajar menos. Cuando encadenas varios días sin apenas dormir pues cuesta un poco, la verdad; pero en el fondo hay que dar gracias por poder estar trabajando a estos niveles y en cosas que te gustan. Para mí es una pasada.



¿Qué ha hecho para que se acuerden de usted tanto últimamente?

Yo creo que hay un componente de suerte muy grande, porque este mundo es así, igual que ocurre en la música, por poner un ejemplo. Sin embargo, también hay otro componente evidente: al estar en la serie en televisión, pues al final el trabajo llama al trabajo. Estás ahí, sales en pantalla, te ven y cuando salen nuevos proyectos se acuerdan de ti. A partir de ahí, también depende de que lo que hagas cuadre y funcione, algo que no siempre está en tus manos.

También tendrá que ver su larga trayectoria...

Yo llevo ya bastante años trabajando como actor y es cierto que creo que todo suma. Soy de los que piensa que hay que trabajar mucho y, ya sea un cortometraje, una película o una publicidad para el Ayuntamiento de Málaga, siempre hay que dar el máximo. Creo que todo va sumando y, además, nunca se sabe quién te puede ver en tal sitio o qué trabajo te puede salir después de hacer tal cosa. Se trata de hacer, hacer y hacer. Yo recuerdo que antes de esta buena racha y pocos me conocían, alguna gente me decía "a ver si triunfas" y yo les decía que yo ya estaba triunfando: llevo casi 20 años viviendo de esto exclusivamente, de ser actor, y para mí ya es un triunfo.

A veces creemos que todo el que aparece en televisión o en cine es rico.

Sí, pero los viejos niveles de sueldos ya no existen. Hoy los presupuestos han bajado y salvo algunas cuantas figuras, el resto de actores cobran por convenio o incluso hay veces que no cobran o se hacen proyectos a través de cooperativas y fórmulas así. Al final se trata de apuntarte a muchos carros, trabajar mucho y seguir adelante. Creo que la profesión está cambiando de rumbo y ahora hay que trabajar más cobrando menos, cuando antes se podía vivir bastante bien haciendo solo alguna serie en televisión.

Y en Málaga, su ciudad, ¿qué le dicen?

Yo recibo mucho cariño y mucha cercanía de la gente. Los malagueños entienden que vivo aquí, que soy un vecino más, me paran por la calle. Y lo hacen paran para decirme cualquier cosa, saludarme, un hasta luego... Yo siempre quiero vivir aquí si todo va bien; me gustaría estar siempre en Málaga y que esta ciudad sea mi campamento base. Yo me siento uno más de la ciudad y la mayoría de personas me paran, se ríen un poco conmigo y, bueno, es un orgullo y muy gratificante que tus vecinos, tus compañeros y amigos reconozcan tu trabajo por la calle. Ojalá a un fontanero también le reconocieran su trabajo por la calle: "Cambiaste el grifo de mi casa el otro día y ha quedado genial". Yo tengo esa suerte, que me paren para decirme cosas chulas, aunque alguna vez también hay quien me dice que no le ha gustado tal o cual cosa, claro [Risas]. Yo creo que Málaga tiene algo mágico, algo que hace que todos quieran quedarse aquí; aunque también tiene algo de maldita, porque mucha gente dice que hay que irse de aquí para hacer algo importante.

¿Cree que aún es necesario ir a la capital para desarrollar una carrera profesional?

Realmente creo que la gente se va a Madrid porque allí está todo el cotarro, hay más industria y las cosas se mueven más en la capital del país. Pero a mí me gusta pensar que aquí hay aún muchas cosas por hacer. Y, de hecho, veo más oportunidades que en Madrid. En Madrid está todo, pero también está todo el mundo. Soy de la opinión de que Málaga es una ciudad muy rica y Andalucía también en general, y lo único que falta es una infraestructura industrial algo más potente. La industria audiovisual y teatral tiene que crecer y creo que la oportunidad está aquí. Administraciones, empresarios, sector... todos debemos creer en ello y seguro que sigue creciendo. Yo siempre digo que Andalucía debería ser el Hollywood de Europa: tenemos luz, profesionales, espacios naturales; en menos de dos horas hay nieve, desierto, bosques, mar, marismas... y, bueno, a veces pienso que lo normal sería que la gente bajase aquí para trabajar. Aquí tenemos todo.

¿Sigue habiendo prejuicios cuando desde Madrid se mira a los actores del sur?

Creo que es algo que ha existido, ya se han visto los papeles que se daban a los andaluces antes. Pero creo que el buen hacer de todos los profesionales ha hecho que poco a poco se nos mire de otra manera y creo que se está superando. Además, cada vez hay historias que se centran en otros lugares, otras regiones y no sólo en Madrid, porque antes todo era allí. Además, ahora un acento andaluz se asume mucho más. Durante mucho tiempo se ha creído que una persona con acento andaluz no suena profesional y, de hecho, yo mismo me he cruzado con gente que aún sigue teniendo ese prejuicio. Nuestra forma de hablar es preciosa, me encanta. Un buen actor hablando en andaluz es genial, por su musicalidad, por su léxico, su singularidad, su gramática...

Usted sigue viviendo y trabajando mucho en Málaga, sobre todo en teatro.

Sí, es que para mí el teatro es lo que más me gusta. Ese feedback directo e inmediato con la gente, ese cosquilleo antes de salir... es algo único. Si eres actor, creo que el teatro es lo que más te gusta. El cine o la televisión también tienen su magia, sus técnicas, pero no es lo mismo, hay más trampas, más edición; y el teatro es más verdad, es más directo y hay un mayor salto al vacío del actor, que tiene toda la responsabilidad de lo que sucede ahí. Es cierto que estar en una posición audiovisual buena te permite vender más entradas, porque hacer teatro hoy en día, sobre todo en proyectos pequeños o medianos, es casi misión imposible. Hay muchas compañías que han desaparecido en los últimos años, otras que subsisten... Y creo que las compañías de teatro contemporáneas son la cultura actual, forman parte de ella. Si tú ves a alguien pegarle con un pico destrozando La Alcazaba, llamarías a la Policía, ¿no? Pero con las compañías no pasa igual, se las están cargando y no pasa nada... Las compañías son fundamentales, con su libertad de actuación, de creación, de sacar adelante proyectos, dar vuelta a textos antiguos... Eso es muy importante, pero la verdad es que sólo es posible cuando hay estabilidad económica. De lo contrario, lo único que puedes hacer es obras pequeñitas, de dos o tres actores, con humor para que la gente se ría mucho e intentar tirar con eso, porque se va a ir a taquilla y apenas vas a conseguir más que sobrevivir.

¿Tiene que ver más con el IVA cultural? ¿Con la crisis? ¿Con la disminución del público? ¿Hay otros factores?

Yo creo que todo suma. La gente quiere ver cosas en directo, es una experiencia muy chula y muy interesante, pero ahora tienen que elegir: por temas económicos no pueden ir constantemente al teatro todos los fines de semana, así que prefieren apostar por caras conocidas. De esa manera lo que se está perdiendo es el gran público, el que mantenía la continuidad de los teatros, las salas y las pequeñas compañías.





Dani Rovira es buen ejemplo: llena en todas y cada una de sus galas solidarias de cada Navidad en Málaga.

Sí. De hecho, en nuestra sala, a la que también viene todos los años porque somos buenos amigos, se agotan las entradas en casi segundos. Es increíble. Y hay mucha gente que no sabe ni lo que va a ver, pero es Dani Rovira y vienen. Es algo que tiene que existir, claro, por supuesto, porque además Dani lo hace muy bien. Sin embargo, también es bueno que haya espectáculos de otras compañías, más pequeñas, con otros actores menos conocidos... También creo que las administraciones tampoco están ayudando y no consideran que el teatro sea algo bueno para la sociedad, porque si no, lo cuidarían más.

¿Por qué es bueno?

Creo que el teatro es una forma buena para que la sociedad sea libre, se anime a pensar, tenga espíritu crítico. El teatro es signo de una sociedad sana, y no puede verse simplemente como un entretenimiento. Las administraciones tienen que pensar que es algo bueno para su sociedad y la gente debería también entender que el teatro es mucho más que un rato para reírse. Y no es así. Si a todo ello le sumas que la gente sale cada vez menos de casa, está todo el día pegado al móvil, todo es digital, superficial e impersonal... pues eso también afecta, por supuesto. Las compañías ya estamos incorporando las nuevas tecnologías para hacerlo todo más atractivo, pero no es nada fácil.

Pero Málaga está apostando fuerte por la cultura...

Sí, la verdad es que actualmente Málaga ha apostado por ser un referente cultural, no se puede negar el buen trabajo que se está haciendo a nivel museístico y me parece un acierto grandísimo, un bien espectacular para los vecinos. Pero también creo que se está dejando de lado toda la cultura local. Y sólo a nivel presupuestario creo que es evidente la diferencia. Es como si un equipo de fútbol solo hiciera grandes fichajes millonarios y se olvidara de la cantera y del gusto por el fútbol, por jugar bien, tener un buen estadio... Puedes tener muchas visitas en todos los museos, pero no se está trabajando, en mi opinión, todo lo que se debiera o todo lo que se puede hacer por la cultura local, los sitios de exhibición, los artistas o la creación de público.

¿Lo sufren mucho en La Cochera Cabaret?

A nosotros nos ha costado, pero hemos conseguido cosas. Tenemos, por ejemplo, una programación continua infantil todos los domingos. Y ya es raro es día que no se pone bien. Y casi nunca es gratis, lo que permite también que el público, los niños, vean que es algo que les ha encantado, ha tenido su gasto, pero lo han invertido ahí y les ha merecido la pena. Y es una gran forma de crear cantera.

¿Qué nos puede contar de este proyecto?

La Cochera Cabaret es un espacio multidisciplinar ubicado en el distrito oeste de Málaga, en el barrio de Santa Paula. Es una antigua nave que hemos transformado en sala cultural donde hacemos teatro, música, cursos, exposiciones, reuniones vecinales, se alquila para eventos... También muchas compañías ensayan y estrenan sus obras allí, se ruedan cortos, se hacen proyecciones... Es un espacio abierto que hemos creado para Málaga, es una necesidad que yo tenía personal, porque siempre creí que la ciudad necesitaba una sala así, independiente y con una programación continua, como ocurre en otras grandes ciudades. Es un espacio para promover y activar la cultura malagueña. Y con ella intentamos cambiar, dentro de nuestras posibilidades, la situación. Ojalá tuviera un dineral para gestionar grandes espacios y hacer más cosas, pero por ahora luchamos desde ahí intentando aportar nuestro granito de arena.

¿Y cómo se ve el mundo artístico desde el otro lado, desde el más ligado al empresario?

¡Es muy agobiante! [Risas]. El espacio también surgió para que nosotros, desde nuestra compañía, subiéramos mucho más a las tablas, hiciéramos más espectáculos... Pero el trabajo de gestor cultura es increíble, es una labor complicadísima, ahora entiendo mucho su difícil labor y les admiro. Son miles de flecos para cualquier cosa. Y sacar un espectáculo un fin de semana depende de muchísimos factores: que no juegue el Madrid, que no juegue el Málaga, que no llueva, que no haya un trono en la calle, que no haya un concierto gratis en la Plaza de la Constitución, que haya buena promoción, que los carteles se hayan pegado, que no ponga alguien sus carteles encima de los tuyos, que la hora sea buena, que si es festivo o no... Y, aún así, nada es matemático. Cuando la sala está llena, hay veces que me parece magia. Incluso cuando vienen cien personas y tú creías que venían más, tienes que estar contento porque luego lo miras y resulta que ese día había otras mil cosas para hacer en la ciudad. Es laborioso pero muy gratificante.

¿Merece la pena?

Sí, ha merecido la pena y lo sigue mereciendo. Compensa porque sigue abierto y sigue llevando cultura a un barrio como es la zona oeste y a Málaga en general. Mientras se cumplan los objetivos, pues merecerá la pena. Es un proyecto que creamos, claro, con ánimo de lucro, pero en el sentido de recuperar la inversión y ganar un sueldo digno, y yo diría que bajo conforme al trabajo que está costando. Ojalá pudiéramos tener más dinero para que mi socio o yo no estemos al frente de tantas cosas y así poder tener un equipo de más gente y seguro que todo iría muchísimo mejor, pero bueno, estamos muy contentos. La gente, además, casi siempre sale feliz. No siempre llueve a gusto de todos, pero en la mayor parte de ocasiones la gente siente el proyecto como lo es, algo reciclado, hecho a mano, para ellos y lo reciben con mucho cariño.

Y ahora tienen allí también un festival de circo.

Sí, queremos también apostar por esta disciplina. Hemos hecho un festival que esperamos se continúe durante muchísimos años. Hemos contado con la ayuda de Manolo Carambolas, un artista malagueño muy reconocido, y con sus contactos y ayuda en la organización, pues estamos muy contentos con el proyecto.

Para acabar, unas recomendaciones:

Una serie: Utopía, una serie con un formato chulísimo. Con una idea muy actual, con mucho ritmo, color, luz y una música estupenda. No es familiar, pero es un gustazo.

Una película: Hay una película que me gustó mucho, italiano-brasileña, que se llama Estómago. Es de hace unos años, de 2007, ganó la Seminci en 2008 y es una película que sorprende. No puedo contar más porque cualquier cosa que digas te cargas la trama.
eldiario.es

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