Imposible expresar lo que siento. Hace un tiempo, cuando finalizaba mi tratamiento de quimioterapia, algunos médicos y amigos consideraban que debía escribir sobre lo que estaba padeciendo. Veían en mí un testimonio de cómo luchar contra el cáncer y una forma de afrontarlo que podía dar esperanza a todo aquel que, como yo, sufría la enfermedad.
Y me puse a escribir. Intenté desde el principio llevar con toda la discreción posible mi calvario particular y sólo cuando me vi con fuerzas suficientes y los resultados normales, dentro de la prudencia, saqué públicamente una carta que titulaba ‘Luchar por la vida’ con esa intención: intentar ayudar.
Pues bien, no podía imaginar la repercusión que ha tenido. Pensaba que en mi entorno más cercano tendría su acogida, pero nada más lejos de la realidad. Me han llegado mensajes de aliento y de casos similares de todos los rincones de España y de un montón de países. Desconocía ese afecto inesperado, esa cantidad de palabras cariñosas y de ánimo de todos los lugares posibles. Manifestaciones de agradecimiento por mi decisión de expresarlo. Casos como el mío que están en pleno proceso, otros a punto de entrar en quirófano, otros saliendo, y otros curados. Como el mensaje de una mujer, diciéndome que a su padre le habían diagnosticado un cáncer de pulmón hacía un par de semanas y estaban desolados, que no paraba de leer buscando respuestas que no llegaban y que, tras descubrir mi carta, había dejado de hacerlo para centrarse en acompañarlo de forma serena. Y por supuesto, a luchar. Sólo por ello ya mereció la pena el escrito. Oun señor de Venezuela que tenía a su padre en el quirófano y que, leyendo la carta, le había dado una fuerza que trasladó a sus hermanos. Y así, muchos más.
No sé cómo agradecer todo ese cariño. Me siento abrumado e incapaz de responder a todo el mundo. Miles y miles de mensajes y reflexiones a los que no puedo llegar. Hice esto para ayudar en la medida de mis posibilidades. Mi enfermedad está controlada y sujeta a mis revisiones, pero debemos pensar en seguir viviendo, en seguir luchando, en seguir creyendo, y dejar todo esto atrás. Quien lo necesite me tendrá a su lado.
Sólo quisiera poder enviar un cálido abrazo que llegue a todos los que han tenido la generosidad de escribirme. Luchar por la vida bien merece un intento. O los que hagan falta.
P. D: Estas Navidades serán muy diferentes a las que viví el año pasado. Desearos felices fiestas desde el corazón, y que brindemos por la vida.
Javier Imbroda
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