Tal vez no tiene el compromiso con la libertad una traducción más directa en el pensamiento español contemporáneo que el que encarna el profesor Antonio Escohotado (Madrid, 1941), autor de una obra abundante y diversa que da buena cuenta de la consagración al estudio de un hombre para el que nada es ajeno. Mañana mantendrá una conversación con Ayanta Barilli en la Noche de los Libros de La Térmica y ayer atendió a Málaga Hoy.
-El astrofísico Richard Conn Henry publicó en 2005 en la revisa Nature un polémico artículo que concluía así: "El universo es inmaterial, mental y espiritual. Vive y disfruta". ¿Estamos más cerca de librarnos al fin del pensamiento científico dogmático que denunció usted en Realidad y sustancia y en Caos y orden?
-Claro, es que el ánimo es el verdadero átomo del cosmos. Lo que pasa es que lo de las partículas que se traen Stephen Hawking y toda esta gente es de una arrogancia propia de la postmodernidad. Ya no se trata ni siquiera del átomo, sino de muones, fermiones y muchos otros. Al menos, Hawking aceptó incluir las ondas en sus estudios, tal y como habían hecho antes Newton, Descartes y muchos otros que en la Antigüedad ya intuían un mundo granulado. El atomismo sigue siendo un principio válido: para estudiar lo más grande, tenemos que concentrarnos en lo más pequeño. Es así, qué le vamos a hacer. Aunque es cierto que hoy día el atomismo no es competencia de los sabios, sino de la masa.
-¿Tiene puesta todavía alguna esperanza en el acelerador de partículas del CERN en Ginebra?
-De ahí vendrán descubrimientos importantes, eso seguro. Pero hay que saber mirar lo que se mira. Es como cuando Einstein acusó a Heisenberg de haber puesto un huevo cuántico: "Creéis que la intuición se puede cambiar por unas cuantas ecuaciones", afirmó entonces. Yo insisto en el atomismo.
-¿Según Demócrito?
-Pues claro. Es que lo único que hizo Demócrito fue multiplicar por el infinito el ser de Parménides: el ser, es; y el no ser, no es. Eso, llevado al infinito. Podemos romper el átomo con bombardeos de alta intensidad, pero fíjate qué curioso: siempre vuelve a recomponerse.
-Eso me recuerda a cuando Stephen Hawking se apostó una suscripción a una revista pornográfica con Kip Thorne a que no encontrarían nada en el LHC y poco después se confirmó la existencia del bosón de Higgs.
-Sí, pero ya se ha demostrado que el bosón de Higgs es cuento chino. Existe, vale, ¿y ahora qué? El bosón no nos ha traído nuevas noticias de la realidad. No nos ha ayudado a saber más sobre el mundo. Incluso cuando anunció su descubrimiento el CERN emitió informaciones contradictorias. La realidad es idéntica a como era antes. No ha pasado nada.
-¿No hay una contradicción entre un momento científico presente altamente prometedor y una situación social contraria a cualquier atisbo de Renacimiento?
-No, no hay contradicción. Y no la hay porque va todo bastante mejor de lo que podíamos esperar. Mejor, de hecho, que lo que nos merecemos. El atomismo no es más que el sentido común a la hora de organizar los datos de la experiencia y, como te decía, la masa lo tiene asumido. La situación social a la que te refieres depende de otra cosa: de la relación amo / siervo. Y como la dialéctica amo / siervo ha desaparecido, lo que tenemos es un mundo zoológico-confortable en el que se asienta el 99% de la población: es decir, toda la gente menos quienes gobiernan Internet. En cuanto al desarrollo científico, la teoría ha quedado muy superada por la técnica. Y esto garantiza la perpetuidad de ese mundo zoológico-confortable.
-Sobre Los enemigos del comercio, si aplicamos el atomismo a la política económica, ¿cuál es el átomo del comunismo?
-El terror.
-Explíquese.
-El terror que nace cuando ciertos señores se niegan a aceptar lo que son y se empeñan en vivir siendo algo que no son. El terror que empieza cuando estos señores ponen todo su empeño en convencer al vecino. Estos señores están convencidos de que lo que es no es, de que la naturaleza es una ilusión. Rechazan aceptar el orden natural de las cosas. De ahí el terror.
-Pero, ¿no es la no aceptación del orden de las cosas el motor histórico de cualquier civilización?
-Claro, pero recuerda lo que decía Francis Bacon: para dominar la naturaleza tienes que conocerla y obedecerla. Los comunistas, por el contrario, dedican su tiempo a hacer cosas nada razonables.
-Lo curioso es que si la relación con la naturaleza parecía una cuestión de la izquierda comunista, el debate parece incorporarse cada vez más al liberalismo.
-Así es, y si de hecho reparas en el Sermón de la Montaña, que está en el origen del comunismo, encuentras una llamada a la liberación, a romper las cadenas. En la práctica, eso sí, resulta que la liberación es un asco, que no hay que desprenderse de las cadenas en absoluto y que lo mejor que puede hacer uno es encomendarse al señor o al comandante. Todo por no saber aprovechar el tiempo en cosas que merezcan la pena.
-Percibo en usted cierto empeño en referirse a saber aprovechar el tiempo. ¿El mayor enemigo del progreso es el aburrimiento?
-Por supuesto. A menudo se da por sentado que la labor de los mayores debe ser la de entretener a sus pequeños, pero no. Nuestra responsabilidad es la de educarlos. A entretenerse, que aprendan ellos por su cuenta.
-¿Y el miedo?
-El miedo es una anticipación del dolor. Es una prevención. En su dosis justa, tiene sentido. El problema viene cuando no se sabe controlar. Entonces, volvemos a lo mismo: el miedo nace de no saber aprovechar bien el tiempo.
-¿Podemos señalar una persona en la Historia, una sola, de la que estemos absolutamente seguros de que no tuvo miedo?
-Sócrates. Él fue el primero. Y en una escala enorme. Fue más chulo que un ocho. Precisamente estoy escribiendo un librito sobre Atenas y estoy repasando toda la materia al respecto. Y hay algo en lo que coinciden las fuentes esenciales: el 99% de los atenienses estaban convencidos de que Sócrates se retractaría y pediría perdón o se iría. Podía irse sin más, tenía la puerta abierta. Pero resulta que no hizo ni lo uno ni lo otro. Pensó que, mira por dónde, iba a aprovechar aquello para ahorrarse los achaques de la vejez. Era un espíritu libre. Como Jesús, en el caso de que existiera el Jesús que creemos conocer, ya que de él tenemos menos evidencias históricas. Los dos son hombres rebosantes de sustancia que saben bien que no hay diferencias entre vivir hoy y morir el miércoles. Cuando se les acerca un adversario con una espada, los dos reaccionan igual: "Pero, ¿acaso crees que voy a responder como lo harías tú? ¿Crees que la vida y la muerte significan para mí lo mismo que para ti?"
-Respecto a la sustancia, ¿es la droga un aliado para la conquista de esa conciencia espiritual?
-Completamente. A Sócrates le llamaban Sileno, que era el preceptor de Dioniso. De hecho, Sócrates se parecía a Sileno físicamente, era así grueso, achaparrado, como contrahecho, y seguía bebiendo cuando los demás ya se habían tumbado. La ebriedad es el símbolo de la unidad de lo dionisíaco y lo apolíneo. Te permite estar entre la vida y la muerte, con un pie en cada maceta.
Pablo Bujalance
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