Gas, gas, el motor de la máquina de ritmo que maneja Goran Bregovic siempre está a punto. Gas, gas suena y con ella la música tradicional balcánica, las voces búlgaras y el rock queman ruedas. Goran Bregovic no da tregua a los pies en la plaza de la Catedral rociando deChampagne for gypsies, de Champagne para los gitanos, y de Alkohol, al público que no se quiso perder a la gran presencia internacional de la programación cultural del verano gaditano.
El músico serbio -yugoslavo aún se considera el artista que nació en Saravejo- llegó con su Orquesta para Bodas y Funerales a la señera plaza gaditana desafiando al viento de Levante que se ha encaprichado este verano de Cádiz. Como siempre, Bregovic -que ya estuvo en Cádiz, en el Gran Teatro Falla en 2009- ofreció un potente concierto donde sintentiza y amalgama las diferentes formas folklóricas del este de Europa. Así, no faltaron las voces búlgaras, la fanfarria de metales, el indispensable bombo... Y la guitarra, los arreglos y la voz, interesantísima, del director de orquesta, Bregovic, cuyo talento cruza como un rayo su electrificante propuesta.
La música de los gitanos suena en esta otra cuna musical del pueblo errante. Y la sangre, que tira, calienta los cuerpos que danzan y festejan esta cultura que le ha dado más a Europa de lo que Europa nunca podrá darle. "Kici, kici (pronúnciese kichi-kichi), ale..." celebra, que dice el tema Maki maki... ¡Un brindis por los gitanos y por Goran!
Diario de Cadiz
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