EL DIARIO DE UNA MININA: "LAS COSAS CLARAS".
Mariano y yo tenemos en común dos cosas importantes para el estado del bienestar: no echarse tinte en el pelo y tener las cosas claras.
Tengo clarísimamente claro que no volveré a comprar un cupón-rasca. Fíjate: te has gastado dos euros, has puesto la uña negra de tinte, y todo ello para descubrir la famosa frasesita "sigue jugando" - a lo sumo, el entretenimiento ha durado tres minutos entre la compra y la frustración - vaya mierda de juego, no? Prefiero el ajedrez que es gratis, una buena partida puede durar toda la tarde y te estimula las neuronas.
Tengo igualmente claro que el barómetro infalible se llama "cómo me siento" y con él se puede medir todo, empezando por la compra de un vestido, pasando por las situaciones laborales y, por supuesto, aplicable a nuestro querido y sufrido ámbito sentimental. Hasta ahora no se ha inventado una herramienta mejor para calibrar donde te encuentras y decidir, en consecuencia, si darle al otro tiempo (que no tienes) o pasaporte, manta y GPS, más que nada para que no se pierda por el camino.
Más claro aún me queda el hecho de que las agujas del reloj, el mudo testigo del devenir, me obligan a ser cada vez más selectiva a la hora de decidir en qué o en quién invertir cada segundo de mi vida. Es por ello que me niego fomentar los vínculos superficiales y hace tiempo aprendí a dar un "NO QUIERO".
La única cosa que no tengo muy clara es adónde exactamente nos vamos después de la vida, cosa que me jode bastante porque no soporto la incertidumbre. Eso de que "polvo eres y al polvo volverás" no me entusiasma mucho y prefiero pensar en la constelación de Escorpión.
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