viernes, 9 de diciembre de 2016

El Informe Plasma ... por Txema Martín .


Duele decirlo, pero lo verdaderamente noticiable del informe PISA habría sido que los andaluces hubieran sacado la nota más alta. Puede que no debamos referirnos sólo a los andaluces, pero es que resulta que no sólo somos los peores de nuestro país. Estamos en la cola del nivel educativo de toda Europa, que tampoco es para tirar cohetes porque en el continente no sólo están Alemania y Finlandia. También hay otros países muy tremendos.


El informe de este año ha tenido la virtud de empeorar lo que ya era malo. La conclusión que arroja no nos ha pillado por sorpresa. Esta habría sido una oportunidad ideal para que los más altos representantes de la torpemente gestionada educación en España y en Andalucía hubieran quedado de perlas mediante la práctica del inteligente ejercicio de la autocrítica generalizada. No ha sido así. Por ejemplo, la máxima responsable de la educación andaluza, Adelaida de la Calle, ha llegado a decir, sin despeinarse, que no es que Andalucía saque malas notas, sino que es el examen el que está mal hecho. La que aprueba soy yo, la que me suspende es el profe.


El argumento principal radica en que han ido a hacer los exámenes en institutos de los barrios más pobres, y los alumnos son allí más pasotas. También es donde peor dotados están los institutos, pero eso no lo dicen. Esta semana ya hemos visto que en algunas VPO de los peores barrios hay ejemplos fatales, clanes con coches de lujo, viajes al Caribe y hasta sillones con música dentro, y que confirma esa vieja leyenda que dice que en los barrios más pobres se identifica a los narcos por su tele de plasma, acuciando una costumbre que hemos acogido que denomina 'tele de plasma' a los televisores grandes; el plasma siempre sonará mucho más lujoso a pesar de tratarse de una tecnología que lleva muerta desde 2013 y que es mucho peor que el LCD. No son los barrios, es todo el país donde se encumbra a futbolistas, a cantantes de la música más terrible, o particularmente a cualquiera de los integrantes de esa gente corta, absurda y sin remedio que desfila diariamente en ciertos canales de la televisión nacional o en el programa de chonis que buscan pareja y que según dicen tanta gente ve, para asombro de los que no lo vemos. O donde el rector de la Universidad Rey Juan Carlos ha sido cazado plagiando hasta en cinco ocasiones, y ahí sigue. O donde la gente sigue votando feliz y masivamente a un partido político que ha servido de instrumento para tremendas fechorías y al que le ha faltado el canto de un duro para haber sido ilegalizado. Hay cosas, como la propia respuesta de los representantes de la Junta de Andalucía, que funcionan como un elemento que disuade las ganas de estudiar y el esfuerzo académico. Ahora la rebeldía consiste en sacar buenas notas. Una sociedad que no gratifica la educación no puede exigirle a los niños que estudien más.

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