Este fin de semana, en la gala de entrega de los premios Goya se dejó
caer en más de una ocasión que la industria arrastra una tasa de paro
superior al 50%, y que entre los actores de nuestro país sólo trabaja el
8 por ciento, lo cual da buena cuenta no ya de lo difícil que está
encontrar curro en esa profesión, sino que se trata de una actividad
llena de trabajadores frustrados. ¿Podrá el reconocimiento internacional
de nuestro cine paliar un poco esta situación?
Estos datos, que ya eran conocidos, pueden sorprender a quienes
consideran que la actuación es una profesión glamurosa. La ceremonia del
sábado también sirvió para recordarnos que debemos escribir 'glamur'
antes que el aparentemente más sofisticado 'glamour', que es un término
que por cierto proviene del inglés, también en contra de lo que mucha
gente cree en el convencimiento de que el francés sostiene por sí mismo
el beneplácito de la elegancia.
En la gala abundaron otras cuestiones idiomáticas, como el plausible
intento de Dani Rovira por dirigirse en inglés al director británico Ken
Loach, o a la mismísima presidenta de la Academia, Yvonne Blake, que
dejó claras dos cosas: que no hay ningún español dispuesto a comerse el
marrón y que su cargo le permitirá una profunda inmersión en la cultura
nacional en el que podrá mejorar de acentos.
También escuchamos a Ana Belén pronunciar 'espenser tracy' así, como
suena, justo en mitad de la lectura de un discurso en el que nos leyó su
Wikipedia. Puede que fuera en realidad el reflejo de esa época de 'Star
system' versus educación franquista en la que todo el mundo pronunciaba
el nombre de los actores según se leían, una cosa que ahora nos suena
antiguo pero que también tenía su gracia.
Almodóvar se ha negado hasta ahora a rodar en lengua anglosajona, y
eso que es el director español más querido fuera de nuestras fronteras;
podría decirse que incluso le quieren más que aquí: su última película,
'Julieta', que por poco se va de vacío en los Goya, ya ha recaudado en
Francia más que en España.
En 2016 la película más taquillera en España fue una española, sí,
pero 'Donde viven los monstruos', rodada íntegramente en inglés, de J.
A. Bayona. Como él, otros españoles ya se han aventurado, con más o
menos suerte, a rodar fuera. Quizá la negativa de Almodóvar a aceptar
las decenas de encargos que tendrá de Hollywood sea una buena noticia
para la promoción de nuestra lengua, pero también es necesario que
España, destino de muchos millones de turistas y con más gente cada vez
trabajando fuera, deje de hablar tan mal inglés. En la gala se habló del
precio de las palomitas pero no del doblaje, a la que se le culpa en
parte de que en el cine español sigamos así, en 2017 y pronunciando
'espenser tracy' al recoger un premio.
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