Hace algo más de dos años acabó mandato como presidente de su país con la misma fastuosidad y alharacas con que llegó. O sea ninguna. Y volvió a su chacra, sus gallinas, su huerto y su perra coja. “Para vivir preciso dos o tres cuartitos, una cocina; lo elemental, que lo arreglamos en un momentito”
A mediados de los años 60 fundó, con otros jóvenes, el Movimiento de Liberación Nacional -Tupamaros- una guerrilla urbana de izquierdas influida por la revolución cubana y el marxismo, al tiempo que Uruguay vivía bajo la bota del dictador Alfredo Stroessner. Fue detenido y juzgado por un tribunal militar que le condenó a 14 años de prisión.
Mucho tiempo después durante su gobierno - 2010 / 2015- los indicadores de pobreza bajaron del 35% al 12%, se implantó el IRPF, se despenalizó el aborto, se aprobó la Ley de Matrimonio Homosexual, creció el empleo y está en marcha la diversificación energética. En ese tiempo no usó nunca corbata “¿para qué sirve una corbata?" y donaba cada mes el 90% de su sueldo para actividades sociales y de ayuda a los más desfavorecidos.
Sus opositores dicen que su imagen, su vestimenta y su forma de hablar, no encaja con la de un presidente del siglo XXI y que no siempre austeridad es sinónimo de buen gobernante.
Defensor de la honradez intelectual, responde: “hay que vivir como se piensa”.
Pepe Mugica: un tipo coherente.
Manuel Mata
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