lunes, 10 de julio de 2017

Jesus Mendez se confirma en Jerez como primera figura del flamenco

Eso de que nadie es profeta en su tierra no debe formar parte del refranero de Jesús Méndez. Jerez, esa tierra difícil de convencer en cualquier evento cultural o incluso de otras índoles, se entregó al cante del artista que presentó en el Alcázar de Jerez su tercer trabajo discográfico titulado ‘Voz del Alba’. Unas 1400 personas no perdieron la atención durante las dos horas de espectáculo que ofreció con motivo de la presentación de su último disco en el que cuenta con un discurso fresco y contemporáneo pero en el que de nuevo reivindica la esencia más ortodoxa del flamenco local. También viaja por otros aires y se deja llevar por las composiciones que algunos compañeros han querido crear para la ocasión. Letras de Farruquito, Arcángel, David Lagos o Manuel Puyol Salado, también algunas del escritor e investigador flamenco Manolo Bohórquez, así como alguna del propio Jesús.


El patio de San Fernando mostró respeto en todo momento y el asistente aplaudió efusivamente cada intervención del artista, especialmente la seguiriya en la que estuvo acompañado de Diego del Morao. Este último, uno de los cinco guitarras de la noche. Impresionante nivel de la sonanta representado por Manuel Parrilla, Manuel Valencia, Dani de Morón, Antonio Rey y el mencionado hijo de Moraíto. Cinco guitarras como cinco columnas del éxito de la noche.

Bamberas, granaína, tangos, soleá, bulerías para escuchar, fandangos, tonás y bulerías, fueron los diferentes estilos que Jesús interpretó con el empuje del soniquete de Manuel Puyol, Diego Montoya y Juan Diego Valencia a las palmas, así como las voces de Los Mellis, siempre en su sitio, y la percusión de Cepillo y Luis de Periquín. Jesús se entregó a más no poder en “una de las noches más importantes de mi vida”. Sin duda, un motivo más para reconocer que es el cantaor, respetando siempre a la generación de oro que nos queda, que mejor lleva la bandera de Jerez por el mundo flamenco porque en él no sólo destaca el talento innato de una saga, el estilo de un barrio o el poderío de un referente como La Paquera, sino que desprende humanidad, algo que el público agradece y valora, un motivo más siempre para disfrutar de sus obras.

Reportaje gráfico: Paco Barroso

        

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