miércoles, 23 de mayo de 2018

Ben Clark presentó su "Policia Celeste" en el CCP MVA

Fotos : Tiojimeno














Audio de la lectura de poemas de Clark AQUÍ
INTRODUCCIÓN de María Eloy-Garcia:
SI TU ME DICES BEN 
 De todo su currículum y trayectoria yo me quedo con un premio que nunca será lo suficientemente valorado: el Guayabo 2018 al Poeta Más Flanêur de Bogotá.
Al poeta sin soroche, al roto, al que hace pan como los antiguos en forma de homenaje a un dios que se entierra.
 Al policía que apacienta osas polares y escolta vías lácteas. El poeta que surge del dolorcillo tras la línea de nieve. Un poeta que se sienta y es mendigo al sol. El poeta, al fin, que es policía celeste también del adentro, donde las cosas malas se guardan y no están de oferta los trofeos.
Quizá los poetas hablen porque son profanos en la alegría, como dijo Hölderlin, pero también son capaces de llegar y asaltar los cielos porque se visten de los colores del entusiasmo.

 Todo bilingüe es un ambidiestro cultural, y un decantador de palabras, y tienen siempre doble el placer de pronunciar y de decir: «¿Yo? Yo siento.» Aunque Ben es ambidiestro sin papeles porque la burocracia cansa y los países siguen tercos en sus Brexit.

 En todo libro de Ben hay siempre algo que hace «clac» y se fractura por el mismo agujero de lo que se sugiere. Y luego, revelado en el poema, torna en otra cosa. Esa sorpresa es tan eficiente que resulta una de las satisfacciones más placenteras de sus libros.

 Este libro, La Policía Celeste, es quizá el más clásico en el sentido ambicioso de la palabra. Más alto en el tono y más neutro en la forma lo que se revela al final es la trascendencia dentro de finales como «donde las cosas malas se defienden» «lo que fue y lo que ya no puede ser» «las alternativas dan demasiado miedo».

 Luego está ese cinismo suyo de vivir que exige vigilancia policial no sé si para él o para lo que provoca. Dice «hay un patrón furtivo en la mecánica que promete presencias» y es una suerte de mística del cosmos como un astronauta que fuese en vuelo libre a tocar con el índice la pasmosa realidad de lo volátil.

 Si tu me dicen Ben, yo yo lo dejo todo

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