viernes, 6 de enero de 2017
Museos gratuitos: el debate sobre quién paga la cultura
La Junta de Andalucía, en España, impone el acceso libre frente a quienes prefieren un coste que ayude a sostener los centros.
La gratuidad de la entrada al nuevo Museo de la Aduana de Málaga ha vuelto a abrir el debate sobre quién debe pagar la cultura. Pone además en el punto de mira la viabilidad del nuevo centro. «La cultura hay que pagarla», es el axioma que muchos repiten, pero ese parece el único punto de acuerdo sobre el tema. El mundo de la cultura malagueña muestra sus miedos sobre si la falta de ingresos por el acceso a la colección permanente puede condicionar el futuro de este museo, que cierra el círculo del arte en Málaga. «En el momento que la Junta de Andalucía apuesta por la apertura se entiende que es viable», asegura María Morente, directora del nuevo Museo de Málaga, quien explica que «el primer día el público agradeció que fuera gratis». Pero en el horizonte están los números, pelea diaria de todos los gestores de museos, así como su viabilidad. «Debe haber un valor por el acceso. Debe ser adecuado. No elevado, pero se tiene que pagar por entrar a un museo», señala Lourdes Moreno, directora artística del Museo Carmen Thyssen de Málaga.
Las cuentas son más factibles con ingresos por entrada, ante un presupuesto conocido de sólo 2,5 millones de euros. «El presupuesto es muy corto para mantener ese edificio y el personal», añade Lourdes Moreno. «La entrada puede suponer un 30 por ciento de los ingresos de un museo», explica Javier Ferrer, gerente del Museo Carmen Thyssen de Málaga, quien añade que «el mantenimiento, atención al visitante y la seguridad son un tercio del presupuesto». «En nuestro caso llega a un millón de euros», remarca Ferrer, partidario de que el Museo de la Aduana tuviera un precio por la entrada para que fuese más viable.
«Al final las cosas las tiene que pagar alguien. Si no paga el visitante, lo pagamos todos con los impuestos. El museo nunca va a ser gratis», matiza José Manuel Cabra de Luna, presidente de la Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga. Lo cierto es que, sin mirar quien abone la factura, la entrada es libre para todo el mundo. «No puede ser de otra forma. Debe ser gratis. Nadie se queja de que el Museo Británico sea gratuito. Hay otras formas de financiación», asegura Pedro Rodríguez Oliva, catedrático de Arqueología de la Universidad de Málaga.
En el fondo está la regulación propia que impone la Junta de Andalucía. «Los museos y los conjuntos arqueológicos que gestiona la Consejería de Cultura son gratuitos para los ciudadanos de la Unión Europea», sentencia María Morente, quien explica que «es una legislación del gobierno andaluz». Un detalle al que también apunta José María Luna, director de los Museos Municipales de Málaga, cuando explica que esta condición es «algo habitual». «¿Por qué este museo iba a ser distinto a los demás gestionados por la Consejería de Cultura?», señala Luna. «El que se pague una entrada o sea libre depende del estatuto jurídico de cada museo. Entiendo que, en este caso, es por una política de la Junta de Andalucía», advierte José Lebrero, director Artístico del Museo Picasso de Málaga. Una regulación autonómica que entra en contradicción con las ideas y peticiones del propio PSOE de Málaga, muy crítico con el hecho de que gran parte de los visitantes que han tenido los museos municipales no hayan pagado entrada.
«Un museo no puede regirse por criterios economicistas», apostilla Fernando Francés, director del Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga, quien explica que aún no se sabe muy bien «cuáles van a ser los programas pedagógicos, culturales y las exposiciones temporales en la Aduana». «Ningún museo vive de las exposiciones permanentes. Hay que saber cuál va a ser el trabajo diario de este museo antes de si hay que pagar o no por entrar», sentencia Fernando Francés, que pone en el punto de mira las actividades que pueda tener el museo y para cuyo desarrollo podría rentabilizar la infraestructura sin necesidad de pagar entrada. Pese a que como, matiza María Morente, «todas las exposiciones van a ser gratuitas, tanto las temporales como las permanentes». «Ojalá tuviéramos la conciencia que tienen los británicos sobre el arte y pudiéramos instalar un sistema de donaciones como en el Museo Británico», sentencia la directora del Museo de Málaga.
Pero hay quien apunta a otras formas de financiación que tiene la exposición del Palacio de la Aduana. «Hay que sacar rendimiento a los talleres de cuidados y restauración. Están muy bien dotados y puede ser una buena vía de financiación», apunta Pedro Rodríguez Oliva. Una idea que va en consonancia con las que tiene José Manuel Cabra de Luna, quien explica que son «los mejores talleres de España, junto con los de El Prado». «Puede ser una de las patas de la financiación. Con buenos profesionales se puede atraer trabajo de otros museos y que vengan a restaurar sus obras a Málaga», remarca el presidente de la Academia de Bellas Artes de San Telmo, quien explica que esto «sería un acicate para crear una industria del arte en la ciudad». Una idea que parece factible, aunque hasta el momento no se haya desarrollado. «Los talleres ahora están para abastecer las necesidades del propio museo, pero podría ser viable», concluye María Morente.
FUENTE http://sevilla.abc.es/
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