Artur Mas es desobediente pero no prevaricador. Como Irene Rigau y Joana
Ortega («En la conducta de los aquí acusados no podemos afirmar una
arbitrariedad que desborde la inherente al hecho desobediente»). Ahora
hay que esperar a lo que el Supremo decida sobre Homs. Cualquier
condena, por benévola que sea (la de ayer lo es), otorga a los
condenados calidad de mártires. Al menos para los acólitos.
«Referéndum
unilateral ya», leí a alguien como reacción. Venga. Como reaccionan
todos los que se han puesto a ver la misa de La 2 porque Pablo Iglesias
quiere quitarla, idea merluza a la que se ha sumado Albert Rivera (es
partidario de discutirlo). La cuota de pantalla pasó del 6,6% de la
semana pasada al 18,6% de este domingo gracias a una cadena de
whatsapps. Una cadena de whatsapps suele ser tan ridícula como una
cadena independentista. Aunque no tanto como Mas: «En el Estado español
se persigue a la gente por sus ideas».
Poco se persigue.
Rosa Belmonte
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