Vamos mal (o bien) cuando la política parece un cruce de ‘La venganza de don Mendo’ y ‘Dos tontos muy tontos’. Sí, me refiero a la visita a Cataluña de los dos congresistas estadounidenses que perdieron el tren a Madrid por trasnochar. El palacio de la Generalidad, de origen medieval, da para la primera comparación. Allí Puigdemont, que a diferencia de Mas sí lleva la peluca de don Mendo, aunque le sigan faltando casco, peto y cruz, se fotografió con los dos pollos de gira por el tercer mundo. Uno está tan interesado por la independencia de Cataluña como por los canutos. En Berlín intervenía el miércoles en el Congreso Internacional del Negocio del Cannabis. Los españoles nos sentimos por encima de los dos políticos (de Puigemont, ni hablamos). Claro que son menos graciosos que Jim Carrey y Jeff Daniels en la película de los Farrelly. Como acto de contrición, por sentirnos superiores, deberíamos mandarles a Rafa Hernando y a Cañamero.
Rosa Belmonte
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