lunes, 26 de noviembre de 2018

Las bandas tributo viven su particular edad de oro en la provincia de Málaga



Detrás de ellas hay músicos con años de experiencia sobre las tablas y, en muchos casos, con sus propios proyectos personales.
Puede encontrar decenas de vídeos de los Beatles en Youtube y escuchar una y mil veces 'The White Album', pero nunca los verá en directo. De Queen hay innumerables documentales y hasta una película que arrasa en taquilla, pero la inmensa mayoría jamás sabrá lo que se sentía en sus conciertos. A falta del carisma de Freddie Mercury en directo y de la potencia de Lennon-McCartney sobre un mismo escenario, están ellos. Una alternativa para los nostálgicos, para los fans del rock o, simplemente, para quien quiera disfrutar de una batería asegurada de éxitos. Las bandas tributo viven su edad de oro en la Costa del Sol con actuaciones prácticamente cada día de la semana en hoteles, restaurantes, fiestas, ferias y salas de la provincia. En verano, un mismo grupo puede tener hasta tres bolos distintos en un día con roles diferentes. Algo esquizofrénico. «Una locura», reconoce Eric Pozzo, bajista de Dry Martina y de la Free Soul Band y, además, John Lennon en The Silver Beats y Sting en The Cops.

Porque detrás de estos grupos no hay ni aficionados ni fans acérrimos que reproducen la música de su ídolo por pura pasión. Son músicos profesionales, con años de experiencia sobre las tablas y, en muchos casos, con sus proyectos personales en paralelo. Y todos afincados en Málaga. Ser 'otro' por unos momentos en el escenario les gusta y les divierte, pero ante todo es un trabajo. «Es donde está el dinero», reconoce José Fernández, bajista de Sultans (tributo a Dire Straits) y de Honky Tonk Cats (tributo a los Rolling Stones).
Lleno en el local y en la barra

La falta de atrevimiento del público español para descubrir nuevas propuestas musicales, el auge de la nostalgia y la necesidad del empresario de hacer caja para que los números cuadren sustentan este fenómeno. «Y los tributos tienen un plus. A diferencia de cualquier otro grupo de versiones genéricas, aquí hay un público puntual que va a un bar y paga su entrada porque le gusta esa banda. Y se cuenta con eso», analiza Eric Pozzo. José Fernández confirma ese «tirón»: «Quien ve un tributo bien hecho, se queda». Programar a una banda local que defiende su propio repertorio se entiende como un riesgo; pero el nombre de Queen, Rolling Stones, Beatles, Police, Bee Gees o Dire Straits en un cartel vende por sí solo. Llena el local y la barra.

Denyse Sánchez vive esa dualidad artística en primera persona y la resume a la perfección en una frase: «Mi vida y mi ilusión es mi banda; Queen es mi trabajo». Al frente de Los Histéricos, Denyse se transforma en hijo del glam rock y el retro-rock con tres discos publicados, colaboraciones con Fortu de Obús y actuaciones en festivales como Ojeando. Al principio no era partidario de hacer versiones de otros, «pero es lo que hay». Desde hace tres años, da voz a Freddie Mercury en Queen of Magic, el tributo a la 'reina' que ha ofrecido más de 200 conciertos en tres años. Utilizan como base los sonidos de teclado y coro originales del grupo británico, lo que permite que las melodías se asemejen al máximo a las auténticas. Más de una vez ha ofrecido a los mismos empresarios de los locales donde actúa su proyecto, pero prefieren pagar dos y hasta tres veces más por el tributo. Así que Denyse y Los Histéricos sale a escena en muy contadas ocasiones eclipsado por la magia de Queen. Como dice su guitarrista Dave Molina, «siempre han existido los tributos, se han pagado bien y han sido muy valorados». «Pero ahora hay más», apostilla Denyse.
The Silver Beats

También los componentes de Tr3s aprovechan la temporada baja de conciertos para componer temas propios. «Pero más por romanticismo que otra cosa», reconoce Jorge Montesinos. Su fuente de ingresos es la reproducción de los 'hits' de otros, entre ellos los de los Bee Gees en el único tributo que existe en España. No es fácil imitar el falsete de Barry. Con sus distintos formatos y propuestas, Tr3s ofreció el año pasado 185 conciertos en restaurantes, pubs y salas. «Llevamos con esto desde hace 12 años y cada vez vamos a más. Nos permite vivir de la música», asegura la voz de Barry Gibb. No cree que este 'boom' de los homenajes a míticos grupos quite el trabajo a quienes firman sus propias canciones. «Son mercados diferentes», mantiene.

Reconoce José Fernández, de Honky Tonk Cats, que siente una «especie de amor-odio: por un lado sales del local, tocas y te pagan, pero por mucho que te guste ese grupo no es nuestra música». Al final, lo cierto es que las canciones en directo de sus satánicas majestades funcionan tan bien que Fernández y otros músicos se han animado a crear Sultans, otro tributo a una de sus bandas de referencia, Dire Straits.
El Mick Jagger local

Junto a él en Honky Tonk Cats está Cedrik Michel. «La música de los Rolling es buenísima. Ahora dan como mucho diez conciertos al año. La gente quiere más y un karaoke no es suficiente», alega para explicar el auge de los tributos. Músico parisino y vecino de Londres, hace más de una década decidió instalarse en Málaga «harto de las grandes ciudades». Enseña con orgullo su disco propio 'I'm in a rock band', diez temas compuestos por él mismo que interpreta junto a los músicos del proyecto que le mantiene activo sobre el escenario, el homenaje a los Rolling Stones. «No vine aquí para hacer eso, pero me lo propusieron y por qué no», dice con un inconfundible acento francés. Su físico le delata: asume el rol de Mick Jagger y lo explota, le resulta «muy fácil». «Pero sin imitar, ni parodiar», aclara. Le pone ganas y actitud, simulando sus gestos y movimientos, consciente de que «la gente quiere ver esa representación».

El reto es acercarse lo más posible al original, pero no siempre copiarlo en vestimenta o puesta en escena. En la mayoría de los casos, se colocan algún detalle identificativo, una chaqueta característica o una camiseta de la banda, pero más importante que la apariencia es «la garra, lo que se transmite», asegura Juan Anillo, fundador de The Silver Beats, la veterana banda de la provincia que reproduce el sonido Beatles desde hace 23 años, mucho antes de que esto se pusiera de moda. Tras una larga temporada siendo cinco miembros, hoy son un cuarteto que toca los mismos instrumentos que solían usar los de Liverpool, pero nunca les verán con pelucas o con una nariz a lo Ringo Starr. La clave es el «espíritu Beatle» y casi todas las semanas se dejan poseer por él en actuaciones por la provincia.

Un trabajo con cierta seguridad en la inestable industria musical que llevó a Camilo Celi a hacer una fuerte apuesta: cruzar el charco. Hace nueve meses se incorporó como Paul McCartney a la banda. Peruano y habitual de otro tributo de los Beatles en Argentina y Uruguay -porque este fenómeno es universal-, quiso probar suerte en España y la primera referencia que le salió en Internet fue The Silver Beats. Empezó en esto por probar, porque le gustaba esa música. «Y al final se hace una forma de vida», asegura. En su opinión, son bien aceptados por el público por dos razones: a unos les hace recordar sus años de juventud y a quienes no vivieron esa época dorada del pop rock les permite llevarse «una impresión parecida a lo que sería escuchar en vivo» a los grandes.
Honky Tonk Cats

Para Eric Pozzo lo que su trío hace en The Cops es un «homenaje» a The Police. La copia exacta para él no tiene sentido: «¿Cómo competir con quien lleva 40 años haciendo el papel de un personaje y tiene toda la infraestructura para hacerlo exactamente igual?». Como Sting, él se siente «menos atado» que con otras grandes figuras del pop-rock: «Es un tipo detrás de un bajo, no es un 'showman' dando saltos y bailando. Me permite llevarlo a mi terreno sin que sea una falta de respeto para el fanático».

La propuesta de Tr3s sí persigue 'clonar' a los Bee Gees. Visten como ellos y diseñan sus conciertos con banda como una réplica exacta del show 'One Night Only' en las Vegas de 1997. Con ella darán tres conciertos en Barcelona. Pero ir con más músicos sube el caché y no todos los escenarios están dispuestos a pagarlo, así que «para poder trabajar y vivir de esto» mueven por la Costa el formato trío donde llevan la música grabada y hacen las voces en directo.

Enfrente tienen al público «más crítico», asegura Eric Pozzo, «fans que quieren escuchar exactamente esa nota y no otra». La comparación es inevitable, se exponen abiertamente a eso y lo asumen. Ser otro sin dejar de ser uno mismo es la clave.

Regina Sotorrio
Diario Sur

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