sábado, 23 de julio de 2016

Pokemon World ... por Eduardo Jordá

Mi hijo, como todos los niños de su edad, coleccionaba Pokémon. Aún recuerdo algunos de los nombres de estas criaturas (o monstruos, o animales mitológicos: la cuestión no está clara), y también su tipología, porque estas criaturas tenían diversas naturalezas, igual que las criaturas de la mitología griega se dividían en elementos primordiales y en deidades y en titanes. Que yo recuerde, Pikachu era Eléctrico. Rattata era Normal. Metapod era un Bicho. Vulpix era de Fuego. Nidoking era Veneno Tierra. Mi hijo se sabía muchos nombres más, pero yo sólo me quedé con esos. Por lo que sé, hubo siete generaciones de criaturas de este videojuego, cada una de ellas dotada de su propia tipología. Algunos eran Fantasma Planta. Otros, Dragón. Y otros eran Siniestro Volador o Veneno. Había muchas más.

Supongo que la moda de los Pokémon venía a cubrir un terrible vacío espiritual y la ausencia de una mitología -y de su correspondiente código ético- que diera sentido a la vida. "Cuando los hombres no creen en Dios, no es que no crean en nada, es que se lo creen todo", decía Chesterton. Y la avasalladora fascinación por los Pokémon lo demostraba a la perfección. No creíamos en nada, pero al mismo tiempo creíamos en esas criaturas feísimas que eran Fantasmas Plantas o Siniestros Voladores y formaban una compleja cosmogonía. Recuerdo a mi hijo jugando fascinado con las fichas de colores y la emoción con que pronunciaba los nombres de cada una. ¡Pikachu! ¡Rattata! ¡Metapod! Seguro que los alquimistas medievales pronunciaban con el mismo fervor los nombres crípticos de sus encantamientos.
Por lo visto, la vieja fascinación por los Pokémon ha resucitado con la última app -Pokémon Go- que ha seducido a millones de jugadores en todo el mundo. Cada vez que un joven absorto en su móvil cruza una avenida atestada de tráfico, poniendo en riesgo su vida y la de los automovilistas, está siendo abducido por Pikachu y Rattata y Metapod y sus Fantasmas Plantas y sus Venenos Tierra. Al día siguiente del referéndum británico del Brexit, miles de jóvenes empezaron a quejarse del resultado, pero luego resultó que muchísimos de esos jóvenes se habían olvidado de ir a votar porque se quedaron en su casa jugando con el móvil. Quizá ahora tengan que conformarse eligiendo entre Hadas o Psíquicos o Voladores. Les deseo buena suerte.

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