jueves, 18 de enero de 2018

Una despedida cum laude ... por Bella Palomo

En la clase de despedida, nos contagió su entusiasmo por convertir Málaga en la Baltimore de Europa, con un puerto que concentrara parte de la vida cultural y lúdica de la ciudad

Antonio Garrido Moraga se ha marchado por la puerta grande, esa que se mide por el volumen de personas que no están preparadas para despedir a un ser querido. El cariño, como decía Coelho, es un acto de fe en otra persona, y Garrido ha sabido despertarlo en todos los sectores y fuerzas políticas. Ayer no cabía un alfiler en Parcemasa. La concentración de admiración y respeto fue histórica. Por ello no es de extrañar que una Málaga conmocionada se vuelque en mantener viva la memoria de quien fue el ideólogo de su estado actual.

Pero antes del político, estuvo el docente, y esa faceta resulta más desconocida. El profesor titular de la Universidad de Málaga Antonio Garrido fue un profesor adelantado a su tiempo. Previo a la existencia de la Aneca (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación), acumuló méritos extraordinarios en las décadas de los ochenta y noventa, siendo profesor visitante en diferentes universidades europeas y norteamericanas como la Dickinson College, Florida Atlantic University, Duke University, Passau o Tours. Experiencias que favorecían la internacionalización y la globalización del conocimiento, tan valoradas en la universidad actual, y que ya se encargaba él de trasladar a sus estudiantes antes de que existiera Internet. El mundo a través de su mirada era fascinante.

Hablar de Antonio Garrido me hace pensar en latín, y no solo por ser la persona más culta que he conocido. En una ocasión decidió darnos una lección impartiendo su clase en la lengua madre. Memorable. A quienes tuvimos el privilegio de ser sus alumnos, su dominio de la oratoria combinado con su elegante buen humor nos cautivaba durante horas, tanto si impartía Lengua Española Aplicada a los Medios, Documentación Informativa o Educación y Periodismo. Ese rol polifacético y su capacidad de iniciativa facilitaron que el entonces Rector, José María Martín Delgado, le confiara la puesta en marcha de la Facultad de Ciencias de la Información en Málaga en 1992, donde contó para su fundación con la vocación, la sabiduría y la ilusión de otros periodistas e investigadores de reconocida trayectoria como Pedro Luis Gómez, Bernardo Díaz Nosty, Juan Ortega o Miguel de Aguilera, que ayudaron a hacer realidad su sueño: construir un centro de élite de referencia nacional.

La universidad es sinónimo de oportunidades, pero a nuestro querido compañero, y para mí siempre maestro, las aulas y su despacho-museo se les quedaron pequeños hace más de veinte años. Quiso trasladar su visión cosmopolita del mundo a su Málaga natal y lo consiguió gracias a la política, que le permitía transformaciones revolucionarias a corto plazo. En la clase de despedida, nos contagió su entusiasmo por convertir Málaga en la Baltimore de Europa, con un puerto que concentrara parte de la vida cultural y lúdica de la ciudad. Y lo hizo. Málaga ganó a un comunicador culturalmente hiperactivo y a un político fiel al servicio público, y la universidad perdió al docente, aunque su vuelta siempre fue esperada. Su despacho, el 2.01, estuvo cerrado durante años por si algún día la política le desilusionaba, y en el nuevo plan de estudios de la licenciatura de Periodismo se incorporó la asignatura Retórica y Medios de Comunicación, diseñada para él. Nunca se impartió. Ningún compañero se atrevió porque Garrido era la personalización de la retórica.

Hace dos meses, la palabra 'ictus' arañó el corazón de quienes le apreciamos. Hoy, todos los que estudiamos periodismo, comunicación audiovisual o publicidad y relaciones públicas en Málaga, y especialmente quienes formamos parte de la primera promoción, la generación de Martiricos, nos sentimos más huérfanos ante la pérdida de uno de nuestros padres académicos.

El departamento de Periodismo también está de luto. Las palabras nos parecen insuficientes pero necesarias para hablar de quien ha es inolvidable profesional y personalmente, y afortunadamente nos quedan grandes recuerdos irrepetibles, aunque menos de los que me gustaría. Este curso se celebra el 25 aniversario del nacimiento de los estudios de Periodismo en Málaga, y en junio como acto de clausura estaba previsto un reencuentro con todos los que fueron pieza clave en el lanzamiento de la carrera, y donde Antonio habría ocupado el lugar que merece. Tendremos que postergar el encuentro. Hasta luego, maestro.

 BELLA PALOMOCATEDRÁTICA Y DIRECTORA DEL DEPARTAMENTO DE PERIODISMO DE LA UMA

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