El ciclo previo al Festival de Málaga presenta en el Ateneo una sugerente exposición que vincula al icono del cine mudo con el artista brasileño
En primera instancia puede resultar peregrino unir al icono del cine mudo Buster Keaton con el artista brasileño Vik Muniz. Y, sin embargo, indagando sobre este último, la coordinadora del ciclo Málaga de Festival (MaF) Cristina Consuegra descubrió que Muniz tenía en Keaton a uno de sus grandes referentes. Muniz desarrollaba esos vínculos en el interés de ambos por lo efímero, por hacer arte con elementos de la vida cotidiana y por la reflexión constante en su obra sobre la imagen fija. Y así fue cuajando la sugerente exposición colectiva que ayer estrenaba el Ateneo, incluida en el ciclo previo al Festival de Málaga Cine en Español (MaF).
El proyecto de producción propia del MaF reúne hasta el próximo día 12 el trabajo de 26 artistas de distintas generaciones en torno a los asuntos que vinculan a Keaton y Muniz. El resultado es un recorrido tan ecléctico como atractivo que, pese a la diversidad de propuestas, encuentra potentes vasos comunicantes conceptuales.
Piezas incluidas en el tríptico de Noelia García Bandera.
Ahí están en los primeros compases del paseo los collages de Cyro García, Equipo Lalufa y David Burbano (sugerencia: vean este último primero de cerca y luego desde lo alto de las escaleras) como primera referencia a las composiciones de Muniz para detenerse luego en la delicada instalación de Antonio Yesa, preámbulo del protagonismo de este tipo de piezas ya en el piso superior del Ateneo con el lirismo de Cayetano Romero, el equilibrio de Paco Aguilar y la emotividad de Pedro Okña.
Aquí un inciso, porque la obra sobre papel de Emmanuel Lafont que llega ante los ojos en este tramo central ‘compite’ con la realizada por Marcos Reina como la pieza más subyugante del todo el montaje. La primera muestra no sólo el extraordinario dominio técnico de Lafont, sino también su creciente capacidad para combinar referencias hasta llevar de la mano la mirada del espectador dentro y fuera de la obra. En cuanto a la pieza de Reina, un simple sello burocrático con una fecha estampada (29/FEB/1990) sirve al autor para componer un retrato de Keaton que se queda grabado en la retina del que mira.
Sucede lo mismo en la última recacha del paseo, ante las obras de Teté Vargas Machuca, Sonia Marpez y Silvia J. Esteban. La memoria, la ausencia y la vocación artesanal emergen para dejar un regusto a relato bien cerrado y a la vez abierto, como en las historias bien contadas.
Diario Sur
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