miércoles, 13 de julio de 2016

A Salto de Mata... por Manuel Mata

Cuando, por motivos laborales, viví en Sevilla tuve que elegir entre ser del Betis o del Sevilla. Opté por el equipo de Heliópolis. Hace dos años en las primarias del PSOE voté a Madina y cuando decidí hacerme solidario me decanté por Cáritas frente a las multinacionales del sector.
Siempre me he sentido más cerca de los débiles, de los perdedores, de los desventurados. Por eso la noche del domingo yo era portugués.




Francia, obligada a ganar, basó su estrategia en la fortaleza física, la verticalidad de su línea medular y en la genialidad de Griezmann. A los de Fernando Santos “uno para todos y todos para uno” ¡por algo estamos en Francia! les tocaba resistir.

En el minuto 20 la salida de Ronaldo despertó en los lusos un arma emocional inesperada: lo que se anunciaba como una tragedia se transformó en una poderosa razón para dejarse el alma, hasta que en el minuto 110 el Espíritu Santo (el verdadero, no el banco) se posó sobre la cabeza de Élder y en un zapatazo casi perfecto en su ejecución, previsible veinte milésimas antes -aunque insuficientes para el guardameta francés- puso Sant Denis y consecuentemente el mundo, boca abajo.

La locura, el éxtasis, el entusiasmo colectivo de una afición (de un país) que nunca había ganado nada como selección nacional. Lo que no lograron Eusebio, Futre, Rui Costa o Figo lo conseguían estos “currantes” saldando así una cuenta con la historia.

Nos tocaba.
Manuel Mata.

Puedes ver los anteroioes A SALTO DE MATA  AQUI

No hay comentarios:

Publicar un comentario