lunes, 25 de junio de 2018

Sur ... por Jesús Nieto


Soler es el magisterio de la página, de la novela: el misterio de la escrituraHay ese tiempo enlagunado en este fin de mes. Quizá sean un par de días entre el solsticio y el primer terral serio. La noche es suave (insisto), y en la moraga se vienen a eliminar las toxinas del año en un rito que conocemos y desconocemos. Hay un fuego que no es fuego, y quizá ni vayamos a la playa; y sin embargo la ciudad tiene como una pátina de Nochebuena, de Jueves Santo.

Al alba todo fue miasma, pero la ciudad lleva el pecado y la penitencia de ser ciudad de mis días marinos. Ahora el mar y la playa andan limpios porque alguien hizo horas extras. Todo es cíclico, y los que andamos en la provecta edad de los 33 sabemos vitaminarnos cada verano con una lectura que es siempre la misma. Sé que el maestro Soler gana el 'Goytisolo' con SUR, y que su novela va a meterse en el alma circular de una Málaga que es la Málaga de todos. Porque en «el centro de todos nosotros hubo un verano», y porque con Antonio Soler -maestro de estas páginas- uno disfruta del arte de la relectura. Alguna vez he dicho que si yo no hubiese llegado a leer 'El camino de los ingleses' hoy sería un opositor a notarías, o un ciclista de medio pelo o un animador en los animados burdeles de la Costa. Y en mitad de la carrera -Periodismo tirando a infinito- leí a Soler y me impregnó del verano como género literario. Acaso porque cuando vengo de la Meseta ardiendo siempre lo veo por junio, asomado a una balconada donde yo quiero ver al Pijoaparte y a Miguelito Dávila en una misma motocicleta en ese Gibralfaro que quizá sea el Tibidabo. O en ese Tibidabo que quizá sea Gibralfaro.




Soler es el magisterio de la página, de la novela: el misterio de la escritura. Conviene leerlo en verano. Aunque 'quién que' no es verano, que vendría a decir el padre Darío en un 'sharvados' confesional.

Siempre que se le lee queda el alma en el ensueño de la Noche de San Juan. Yo sé que el anarquismo catalán nunca me interesó hasta que vi que Antonio me descubría un muerto desangrado y me contaba la sangre del finado en el Paralelo con una metáfora geográfica, lírica y acertada.

Habría que hacer ya un territorio soleriano con misivas al nuevo ministro; una ruta que vaya de Gamarra al Carmel barcelonés, con lecturas salmódicas de Joyce, y con parada y fonda en mi Madrid, donde hizo Antonio la mili. Habría que hacer mucho por Soler, y dejar los talleres literarios y ver cómo cualquier fragmento de Soler reconcilia al Hombre con ese oficio de contar y contarse con cierto 'vibrato' en el alma.

Soler recoge los premios con humildad. Sabe que yo sé que sabemos que hay un venero de narradores que sostienen la Literatura. Con él siempre es verano. Nos ha demostrado que la relectura -repito- de lo suyo es un arte. Se le ha visto en Alcobendas: territorio ya de Soler, de Tarzán y del piso anhelado que buscaban el propio Tarzán y su mamá.

Jesús Nieto

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