Marcus es un chico sonriente, de pelo claro alborotado, definido por uno de sus jóvenes compañeros del mundo informático como «uno de los tipos de más inteligencia y talento que conozco». En la escuela era un mal estudiante y allí nació su interés por los ordenadores. Los bloqueos de control parental, que le impedían acceder a zonas de internet con juegos que le divertían más, lo llevaron a interesarse por los filtros de seguridad, tema en el que se especializó en un blog. Sus aportaciones llamaron la atención de una compañía de Los Ángeles, Kryptos Logic, que lo contrató. Ahora que ha cobrado fama, su empresa lo ha invitado a que visite su sede californiana.
El joven informático trabaja en su dormitorio en casa de sus padres, donde cuenta con cuatro pantallas, un iMac y todo tipo de «gadgets». Acantonado allí logró detener el avance del WannaCry. Desde entonces solo ha dormido «cinco horas en tres días». Marcus reconoce que tiene miedo después de que se haya destapado su identidad: «En el futuro si alguien quiere tomar represalias encontrará mi identidad en segundos. Si saben dónde vivo pueden hacerme cualquier cosa», ha declarado al «Daily Mail». Ha visto precedentes, como otro bloguero que recibió amenazas de muerte por parte de los «hackers». «Obviamente estamos hablando de tipos malos y no van a estar felices con lo que he hecho».
Marcus, o MalwareTech, como se hace llamar en Twitter, estaba disfrutando de una semana de vacaciones en la empresa de ciber-seguridad en la que trabaja, Kryptos Logic. Al conocer el ataque sintió curiosidad y empezó a investigar a los piratas desde su cuarto en la casa de sus padres en Devon. Enseguida se percató de que cada vez que infectaba un ordenador, el virus trataba de conectar con una dirección web que no estaba registrada. Así que decidió registrar ese dominio, lo que hizo abonando 10.69 dólares. Su acción provocó accidentalmente la activación de un «kill switch», un código de autodestrucción que portaba el virus, algo que los «hackers» hacen a veces para contar con un freno cuando un ataque se les va de las manos. Cuando vio que había tenido éxito lanzó el grito de Arquímides: «¡Eureka!».
El joven informático, un autodidacta cuyos seguidores en Twitter se han disparado en dos días hasta 59.400, advierte que el riesgo del virus «ransomware» continúa: «En este comienzo de semana hay muchas posibilidades de un nuevo ataque. Intentaré mantener a todo el mundo informado». Asegura que no sabe todavía si sus padres son conscientes de su proeza, «porque en estos tres días ni he hablado con la familia».
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